Collectanea Philologica XXV, 2022: 185–202
https://doi.org/10.18778/1733-0319.25.13


Alberto BARRÓN RUIZ DE LA CUESTA *

Universidad de Cantabria

Orcidhttps://orcid.org/0000-0002-6129-4124

Movilidad y redes de influencia de los seviros Augustales en Baetica[1]

Mobility and Networks of Influence of the Seviri Augustales in Baetica

The seviratus Augustalis was an urban institution of semi-official nature which was mainly held by wealthy freedmen. It appeared in Italy in the end of the 1st century BC and spread fast to the Latin-speaking provinces of the Roman Empire. It had an essential role in the growth of the economic and commercial activities of several cities till the 3rd century AD. This position has been studied by many scholars through its abundant epigraphic evidences. The scarcity of mentions to the seviri Augustales in the Roman literature has impeded the elucidation of its concrete functions. It has clear similarities with some priesthoods and urban magistratures, but the seviri Augustales lacked the status and the official nature of them. This unofficial essence was the point which made possible the development of the seviratus Augustalis as a tool for the social promotion of rich freedmen, whose admission to magistratures and priesthoods was forbidden.

The goal of the current analysis is to identify the economic and institutional connections between the seviri Augustales of Baetica, both inside and outside this Hispanic province. The preserved epigraphic evidence illustrates the diffusion of this institution in the south of Roman Hispania and the importance of the economic route through the course of the Guadalquivir River, as well as the commercial contacts between diverse coastal cities of Hispania and other Roman regions.

Keywords: seviri Augustales, Roman freedmen, geographic mobility, Latin epigraphy, Baetica, Early Roman Empire
Palabras clave: seviros augustales, libertos romanos, movilidad geográfica, epigrafía latina, Baetica, Alto Imperio romano
Słowa kluczowe: seviri Augustales, wyzwoleńcy w Rzymie, mobilność geograficzna, epigrafika łacińska, Betyka, wczesne cesarstwo rzymskie


Introducción al sevirato augustal y su presencia en Baetica

El sevirato augustal tiene una larga tradición en la historiografía del Imperio romano. Numerosos autores han investigado esta institución[2], cuyos tes­timonios son principalmente epigráficos[3]. Se trataba de un cargo semioficial, que combinaba rasgos característicos de una magistratura y de un sacerdocio, pero sin adecuarse del todo a ninguno de los dos, además de carecer del reconocimiento oficial de estos. El sevirato augustal era un cargo propio de ciudades provinciales, por lo que siempre estuvo ausente en Roma. Surgió en la zona central de Italia en los últimos años del siglo I a.C.[4], y rápidamente se difundió a numerosas ciudades de la parte de habla latina del Imperio, donde esta institución se consolidó y pervivió entre los siglos I y III d.C. La función que tenían los seviros augustales es incierta, y su identificación constituye el principal aspecto pendiente sobre este cargo, aunque la ausencia de datos explícitos que indiquen su cometido hace que carezcamos de claves claras para resolver esta cuestión de forma fehaciente. A partir de su denominación, sabemos que seis hombres[5] (sex viri) eran nombrados anualmente para el cargo, y que, una vez cumplido su mandato de un año, pasaban a formar parte del colectivo de los Augustales, cuyo nombre remite a la figura del emperador o Augustus, con el que debían de guardar un vínculo político (como reconocimiento a nivel local de su poder) o religioso (en relación al culto imperial).

En cuanto a la composición social del sevirato augustal, era ejercido sobre todo por aquellos libertos cuya riqueza les permitía acceder a una posición social destacada en la ciudad. La imposibilidad de los libertos de alcanzar magistraturas hizo que el sevirato augustal se convirtiera de hecho en un cargo destinado mayoritariamente a los libertos más pudientes, de modo que la agrupación de los seviros augustales pasó a constituir una suerte de segunda élite local, con una importante influencia económica en el desarrollo de la vida urbana. Su fuente de riqueza provenía de sus negocios vinculados a las actividades artesanales y comerciales, y se esperaba de ellos que contribuyeran al presupuesto de la ciudad por medio de diversos actos de munificencia o evergesías, en forma de las más diversas donaciones.

Un patrón común observado entre los seviros augustales consiste en la realización de acciones destinadas a la comunidad cívica, como el reparto de obsequios de comida, dinero u otros bienes materiales, la financiación de infra­estructuras públicas o estatuas, e incluso la construcción de templos. No obstante, el elemento más interesante era la organización de juegos públicos (ludi). De hecho, se ha planteado que la preparación anual de los ludi Augustales o Augustalia, ciertamente vinculados al culto religioso al emperador y con un claro componente cívico, fuera el propósito central de la institución (Van Haeperen 2016: 127–155). Aunque no es el motivo evergético más atestiguado en relación a los seviros augus­tales, podría considerarse que solía ser omitido en las inscripciones debido a que se trataba de la función habitual de este cargo, y, por lo tanto, se sobreentendía que el sevirato augustal implicaba la organización de los ludi.

La presencia de los seviros augustales en los territorios del Imperio romano es muy desigual, según puede observarse a partir de los testimonios epigráficos conservados. Italia concentra la mayor parte de las inscripciones sobre el particular, con cerca de dos mil, mientras que las mil restantes se distribuyen por las distintas provincias romanas. Esto se corresponde con la mayor concentración de epígrafes en Italia a nivel general. En cuanto a la distribución provincial de los testimonios del sevirato augustal, cabe señalar su presencia destacada en áreas de la costa mediterránea europea (Gallia Narbonensis, Dalmatia, Macedonia, la costa Este de Hispania Citerior), así como en el entorno de las fronteras del Rin (Germania Superior, Germania Inferior, Belgica, Lugdunensis) y del Danubio (Pannonia Superior, Pannonia Inferior, Moesia Superior, Dacia).

Baetica es otra provincia con una importante presencia de seviros augustales. Aunque su territorio también comprende la costa mediterránea, se trata de un caso particular, ya que el sevirato augustal no se desarrolló especialmente en el área marítima de la provincia, sino sobre todo a lo largo de las rutas fluviales de su interior. Cabe destacar el notable grado de urbanización de Baetica, que respondía a una larga tradición previa al dominio romano y que contribuyó a que este fuera desde el principio el territorio peninsular más romanizado. Al extender su poder en el sur de Hispania, los romanos consiguieron el rápido desarrollo de una amplia red urbana que basaba sus comunicaciones en el transporte fluvial a través del río Baetis y sus afluentes. El territorio bético contaba con una larga tradición cultural, fruto de su prolongado contacto con culturas foráneas (fenicia, griega, cartaginesa), además del desarrollo de numerosas culturas autóctonas, como la tartesia y sus reminiscencias posteriores.

A partir de la conquista romana del territorio bético a finales del siglo III a.C., se formaron nuevas ciudades y se difundieron las costumbres, la cultura y las instituciones urbanas romanas. A ellas se uniría más adelante el sevirato augus­tal, cuyos primeros testimonios en la región datan de la primera mitad del siglo I d.C. El desarrollo de esta institución también se vio favorecido por la riqueza y la viva actividad comercial de la región. La prosperidad económica de Baetica impulsaba un constante flujo de personas y productos. Esto favoreció la presencia de un notable número de libertos, que constituían la base social de los seviros augustales. A diferencia de otras provincias, la difusión de la institución del sevirato augustal en Baetica se produjo principalmente en la zona interior de la provincia, cuyas ciudades estaban conectadas por comunicaciones fluviales y terrestres a lo largo del Valle del Guadalquivir, y solo en menor medida tuvo presencia en la costa bética.

El análisis del sevirato augustal en Baetica nos permite observar la difusión de una institución típicamente romana en Hispania, testimonio de la romanización en territorio peninsular. Asimismo, ilustra la existencia de vínculos comerciales de los seviros augustales no solamente en el seno de la provincia bética y con el resto de Hispania, sino también con el territorio itálico y con otras zonas del Imperio romano, pues contamos con diversos indicios de movilidad de los seviros augustales. En general, la epigrafía apenas aporta información directa sobre desplazamientos concretos de personas. Es más frecuente que incluya datos a partir de los cuales puede colegirse la relación de una persona con distintas ciudades o territorios, por lo que es probable que, a lo largo de su vida, dicho individuo realizara viajes entre los lugares mencionados. En el caso de un colectivo como los seviros augustales, cuyas ocupaciones estaban relacionadas con las actividades comerciales, es posible que las indicaciones a varias localidades o a una ciudad distinta a la del hallazgo de la inscripción supongan la existencia de vínculos económicos y contactos personales del seviro augustal en cuestión en ámbitos regionales más o menos amplios. Por otra parte, el des­plazamiento de un seviro augustal desde su lugar de origen indicado hasta una nueva ciudad donde asentarse puede corresponderse con procesos migratorios de diversas personas a ciudades con una importancia política o económica destacada, que funcionarían como polos de atracción por razones comerciales o de promoción social y política.

Baetica cuenta con más de ochenta inscripciones relativas al sevirato augus­tal, distribuidas equilibradamente entre sus cuatro conventus iuridici y sus diversas ciudades. Cuarenta y ocho ciudades béticas conservan epígrafes de este tipo, sin que ninguna de ellas supere los siete casos[6]. Su presencia se concentra en el Valle del Guadalquivir, siguiendo el curso del antiguo río Baetis y sus afluentes. Estas inscripciones incluyen siete testimonios con indicios de movilidad de los seviros augustales, que pasamos a analizar a continuación, con el fin de las redes de influencia y conexiones comerciales que diversos seviros augustales béticos pudieron haber creado a nivel local y regional.

Corpus de inscripciones: movilidad geográfica de los seviros augustales en Baetica

1. AE 1987, 554b (Corduba). Texto: D(is) M(anibus) [s(acrum)] / G(aius) Sempr[onius] / Romulu[s] / Mellarien[sis] / sevirum [Aug(ustalium)?] / perpetu[us] / ann(orum) XX[---] / [h(ic) s(itus) e(st)] s(it) [t(ibi) t(erra) l(evis)?].

2. CIL II, 1630 (Cisimbrium). Texto: In fronte p(edes) XVIII / in agro p(edes) XXXVI / M(arcus) Fuficius M(arci) l(ibertus) / Quietus Aug(ustalis) col(oniae) / Aug(ustae) Fir(mae) an(norum) LXI / M(arcus) Fuficius M(arci) l(ibertus) Lybicus / Aug(ustalis) col(oniae) Aug(ustae) Fir(mae) / Fuficia M(arci) l(iberta) Maurilla uxor / Fuficia C[---]IN[---]MA / [---]Q V P[---]XXXV.

3. CIL II, 1643 (Iliturgicola). Texto: Statuae sac[rae] / Imp(eratoris) Caes(aris) Tit[i] Ae/li Hadriani Antonini / Aug(usti) Pi[i] et M(arci) Aureli / Veri Caesaris et [L(uci) Ael]i / Commodi Aug(usti) fil(iorum) Au[g(usti n(epotum)] / C(aius) Annius Praesius Ipolcobulcu/le(n)sis Apueaclesis incola / ob honorem seviratus / et gratuitum aquae / usum quem s(a)epe am[i]/simus redd[itum / ---].

4. CIL II, 1944 (Suel). Texto: Neptuno Aug(usto) / sacrum / L(ucius) Iunius Puteolanus / VIvir Augustalis / in municipio Suelitano / d(edit) d(edicavit) primus et perpetuus / omnibus honoribus quos / libertini gerere potuerunt / honoratus epulo dato d(e) s(ua) p(ecunia) d(onum) d(edit).

5. CIL II, 2026 (Singilia Barba). Texto: C(aio) Semproni[o] / Nigellioni / VIvir(o) Aug(ustali) in col(onia) Patric[ia et] / in municipio Singil(iensi) VIvir(o) [Aug(ustali)] / perpetu{u}o d(ecreto) d(ecurionum) municipi(i) [mu] / nicipum Singil(ensium) honor[em] / accepit impensam remisi[t] / huic ordo Singiliensis recepto / in civium numerum quantum / cui(que) plurimum libertino decrevit / item huic ordo Singil(iensis) vetus / eadem quae supra in univer/sum decreverat suo quoque / nomine decrevit.

6. CIL II, 3358 (Aurgi). Texto: Apollini / Aug(usto) / Q(uintus) Annius / Q(uinti) Anni Aproniani / lib(ertus) Gallus Patric(iensis) / ob honorem VIvir(atus) sui / adiutorio Q(uinti) Anni / Fabiani fili(i) sui / d(edit) d(edicavit).

7. CIL II, 3367 (Aurgi). Texto: [---]ORSV[---] incola Aurg(itanus) VIvir [---] / [---]stina uxor fu[tura] fiunt [fato / nunc vivo li]benter et quotiens poto totiens propino [mihi ipse ---].

Análisis de las inscripciones del corpus

La primera de nuestras inscripciones es una placa de piedra caliza datada en la segunda mitad del siglo II o comienzos del siglo III d.C. Se trata del epitafio de G. Sempronius Romulus, que indica su condición de Mellariensis y tuvo el cargo de sevir perpetuus o sevir Augustalis perpetuus en la localidad de Corduba, donde se ha hallado la inscripción. Por lo tanto, este seviro atestigua una vinculación con dos localidades distintas de Baetica, Mellaria (Fuente Obejuna) y Corduba (Córdoba), separadas entre sí por unos cien kilómetros. Mellaria se encontraba a medio camino entre Corduba y Augusta Emerita, por lo que ocupaba una posición estratégica en las conexiones entre las capitales provinciales bética y lusitana. G. Sempronius Romulus, con origo en Mellaria, parece haber impulsado su promoción social y económica trasladándose a Corduba, cuya capitalidad traía consigo mayores posibilidades económicas, contactos políticos más influyentes y la opción de ejercer cargos que implicaban un mayor prestigio. La ubicación de su epitafio en dicha ciudad posiblemente implica que este seviro se trasladó y asentó en ella de forma permanente en un momento dado. Aunque no indica su condición social, es probable que se tratara de un liberto cuyo patrono tenía vín­culos con ambas localidades, como puede plantearse a partir de la conservación de miembros de la gens Sempronia en el registro epigráfico de las dos ciudades mencionadas[7].

El segundo epígrafe es una estela de piedra calcárea de mediados del siglo I d.C. hallada en el territorio de la ciudad de Cisimbrium (Lucena). Contiene un epitafio colectivo destinado a dos hombres y dos mujeres, todos ellos colibertos de la gens Fuficia. Indica las medidas del monumento funerario y la edad de dos de los difuntos, ya que uno de los varones y una de las mujeres parecen seguir vivos en el momento de su construcción. Los dos hombres incluidos señalan su condición de augustales de Astigi (Écija), lo que implica una movilidad geográfica a pequeña escala. Esto muestra la influencia que llegaron a conseguir los libertos M. Fuficius Quietus y M. Fuficius Lybicus en la capital del conventus Astigitanus, partiendo desde una localidad menor de dicho conventus. Se trata, por lo tanto, de dos casos de promoción a partir de la obtención de un cargo relevante en la cercana capital conventual. Entre las dos ciudades mencionadas existe una distancia relativamente pequeña, de unos setenta kilómetros. La origo de estos augustales parece corresponder a Cisimbrium, ya que se trata de la única localidad de Hispania donde los Fuficii atestiguan una presencia notable[8]. Pese a su posible traslado a Astigi en pos de su ascenso social y político, la realización del epitafio de los dos augustales en su probable ciudad de origen deja clara la permanencia de su vínculo con Cisimbrium. No obstante, los cognomina de M. Fuficius Lybicus (Kajanto 1965: 206) y de la liberta Fuficia Maurilla (Solin 1982: 624) también podrían apuntar a una procedencia africana, lo que atestiguaría las conexiones existentes entre Baetica y las provincias norteafricanas del Imperio romano[9].

La tercera inscripción es una placa de mármol con sendas fracturas en su parte inferior e izquierda, realizada durante el imperio de Antonino Pío (138–161 d.C.). Se conserva en Fuente Tójar, cuyo territorio corresponde a la ciudad romana de Iliturgicola. Se trata de un epígrafe honorífico en el que el seviro C. Annius Praesius indica diversas evergesías realizadas por él ob honorem seviratus. En primer lugar, indica la dedicatoria y consagración de tres estatuas del emperador y de sus dos herederos, Marco Aurelio y Lucio Vero, cuya pertenencia a la familia imperial implicaba un rango cercano a la divinidad. El dedicante también señala que restableció y financió el uso del agua en Ipolcobulcula, servicio cuya gratuidad sus habitantes habían perdido con anterioridad. C. Annius Praesius indica su origo al incluir tras su nombre el gentilicio Ipolcobulculensis, y declara su residencia en otra localidad al ser calificado como incola Apueaclesis. Este epígrafe nos informa sobre la importancia que el mencionado seviro llegó a tener en el área comprendida entre las vecinas ciudades de Ipolcobulcula e Iliturgicola, situadas en la zona central del conventus Astigitanus y separadas entre sí por unos veinte kilómetros. La localidad de Apueaclea era un pagus situado en el actual Priego de Córdoba. Estos datos apuntan a la relevancia de C. Annius Praesius en un pequeño territorio alejado de la capital conventual y entre cuyas poblaciones seguramente se desplazaba con frecuencia, con el fin de mantener sus intereses económicos y sus contactos sociales y políticos. El nomen Annius cuenta con unos ochenta casos atestiguados en Baetica, pero solamente hay un segundo testimonio en Iliturgicola (HEp 2005: 165) y ninguno en Ipolcobulcula (Carcabuey). En cuanto al cognomen Praesius, se trata de un hápax, lo que no nos permite indagar más detalles sobre el estatus de este seviro, aunque, dado su cargo, lo más probable es que se tratara de un liberto. Por otra parte, la vinculación de los seviros con la figura del emperador queda confirmada con la mencionada dedicatoria de dos estatuas imperiales. Este obsequio y la financiación del uso del agua dan muestra de su riqueza. Destaca el hecho de que, pese a su influencia en un municipium como Ipolcobulcula, C. Annius Praesius decidiera desplazar su residencia a una localidad menor como Apueaclea.

La cuarta de las inscripciones analizadas no se ha conservado. Se encontraba en el castillo de Fuengirola, en el territorio del municipium romano de Suel, y conocemos su contenido gracias a un manuscrito de Florián de Ocampo que lo reproduce. Probablemente data de mediados del siglo I d.C. Se trata de una dedicatoria al dios Neptunus por parte de L. Iunius Puteolanus, que además de ser seviro augustal primus et perpetuus en este municipium del conventus Gaditanus, disfrutó de todos los honores locales concesibles a un liberto (omnibus honoribus quos libertini gerere potuerunt honoratus). Junto al homenaje a la divinidad, que posiblemente consistiera en una estatua de esta, el seviro augustal ofreció un banquete o epulum a la ciudad[10]. En este caso, la movilidad se observa a partir del cognomen del dedicante, Puteolanus, que remite a su origo en la ciudad campana de Puteoli (Pozzuoli). La ausencia de otros casos de este cognomen en la epigrafía de Hispania viene a confirmar la origo itálica de este seviro augustal. Además, pese a la existencia de ciento cinco casos epígrafes con el nomen Iunius en Baetica, la presente inscripción es la única que documenta su presencia en Suel, frente a los veinte testimonios presentes en Puteoli[11]. Se ha planteado que L. Iunius Puteolanus sería un comerciante de pescado y garum establecido en Suel pero con negocios o vínculos familiares en Puteoli (Haley 1990: 72–78). Debió de ser un liberto encargado de los intereses comerciales de su patrono en la costa Baetica. Este epígrafe muestra el único testimonio de movilidad extraprovincial de los seviros augustales béticos. El carácter marítimo de la larga ruta entre Puteoli y Suel puede ponerse en relación con la dedicatoria realizada al dios del mar Neptunus, vinculado al comercio naval que debía de ser la ocupación del donante. El poder económico de L. Iunius Puteolanus en Suel, alimentado por el lucrativo comercio a larga distancia en el que parece haber estado envuelto, queda demostrado por su dedicatoria al dios y el pago del epulum para la población de este municipium. Sin embargo, se mantiene la incógnita sobre su nivel de influencia en Puteoli, ciudad de mayor entidad que Suel y con numerosos testimonios de la gens Iunia. Hay dos Lucii Iunii atestiguados en Puteoli (CIL X, 2084 y 2620), datados en torno al siglo II d.C. al igual que nuestra inscripción, pero sus inscripciones no contienen información adicional que permita vincular de forma directa a estas dos personas con L. Iunius Puteolanus.

El quinto epígrafe de nuestro corpus es un pedestal de piedra caliza datado en el siglo II d.C. y conservado en la clave del Puente de los Remedios de Antequera. Su ubicación se corresponde con la antigua ciudad romana de Singilia Barba, en el suroeste del conventus Astigitanus. Se trata de una inscrip­ción honorífica dedicada a C. Sempronius Nigellio, que fue seviro augustal en Corduba y seviro augustal perpetuus en Singilia Barba. Además de la estatua en su honor y del rango de perpetuus, el ordo decurionum local lo aceptó entre los munícipes singilienses y le concedió las máximas distinciones disponibles para un liberto. Los costes fueron asumidos por C. Sempronius Nigellio como muestra de su riqueza y munificencia. Esta inscripción nos muestra la red de contactos políticos y posiblemente comerciales que el homenajeado construyó a partir de su posición en la capital provincial bética, extendiendo su influencia en Corduba a una localidad de menor entidad, ya que parece haber recibido los honores en el municipium Singiliensis con posterioridad. La condición de liberto de C. Sempronius Nigellio plantea la cuestión del papel que su patrono pudo tener en la presencia del primero en ambas localidades, distanciadas por unos ciento veinte kilómetros. La gens Sempronia aparece en unos cincuenta y siete epígrafes de la provincia Baetica, de los que tres pertenecen a Singilia Barba[12] y seis a Corduba[13]. En cuanto al cognomen Nigellio, cuenta con otros dos casos en Baetica (CIL II, 2193 y 2194), localizados en Corduba y referidos a una misma persona perteneciente a otra gens, C. Fabius Nigellio. En definitiva, la movilidad geográfica atestiguada por C. Sempronius Nigellio muestra una posición destacada en la capital bética, donde solamente sabemos que ejerció el sevirato augustal, y en Singilia Barba, donde obtuvo el sevirato junto a diversos honores y la erección de una estatua.

La sexta inscripción es un pedestal de piedra caliza de finales del siglo I o comienzos del II d.C. Se conserva en el patio de la iglesia de la Magdalena de Jaén, correspondiente a la antigua Aurgi romana. El epígrafe contiene una dedicatoria a Apollo Augustus realizada por el liberto Q. Annius Gallus en honor de la obtención del sevirato junto a su hijo Q. Annius Fabianus. En este caso, la movilidad se aprecia en el hecho de que este seviro de Aurgi señala su origo Patriciensis, en referencia a Corduba (cuyo nombre oficial era Colonia Patricia). Ambas ciudades están separadas por una distancia considerable (unos ciento veinte kilómetros), por lo que nos encontramos ante un nuevo caso de una red de influencia ejercida por un liberto bético de origen capitalino en una ciudad provincial de menor entidad. La inscripción tiene la particularidad de indicar el nombre completo de su patrono, Q. Annius Apronianus, pero este no consta en ningún otro epígrafe hispano. No obstante, hay otros dos Annii atestiguados en Aurgi[14]. Ambos tienen el praenomen Quintus como nuestro augustal, y uno de ellos también indica su condición de liberto y de Patriciensis, por lo que parece estar vinculado al mismo patrono Q. Annius Apronianus. El segundo de ellos no indica su estatus jurídico pero se califica de Aurgitanus. Estos datos, unidos a su datación posterior a la de las inscripciones de los dos Annii de origo Patriciensis, parecen indicar el asentamiento de la gens Annia en Aurgi a partir de estos libertos de Q. Annius Apronianus. En Corduba se conservan cuatro menciones epigráficas a la gens Annia que manifiestan su presencia entre la oligarquía local y la existencia de diversas personas dependientes[15]. El seviro de nuestra inscripción debía de pertenecer a este grupo antes de desplazarse a Aurgi, donde obtuvo una posición prominente, posiblemente como representante de los intereses comerciales de su patrono. Dejó ver su influencia en esta localidad con generosas evergesías como la estatua de Apollo, ocupándose de vincular a ella a su hijo Q. Annius Fabianus para preparar su ascenso político en la ciudad[16]. Por otra parte, el cognomen Gallus de este seviro denota una procedencia céltica[17].

El séptimo y último caso de movilidad de seviros augustales béticos corres­ponde a una inscripción fragmentaria de mármol, actualmente no conservada. Su texto se conoce a partir de un manuscrito de Jimena Jurado. Su cronología corres­ponde al siglo III d.C. y se encontraba en la ciudad de Jaén. En el epígrafe aparece un seviro que señala su condición de incola Aurgitanus, sin concretar su origo. Tampoco se conserva ningún elemento de su nombre, por lo que no se puede especular con su procedencia ni sus conexiones familiares. En cambio, queda confirmada la importancia de Aurgi como foco de movilidad de los seviros augustales béticos, ya mostrada en el epígrafe anterior. El resto de la inscripción contiene una reflexión sobre la vida y el destino, posiblemente destinada al epitafio del seviro, por lo que no añade información relevante para conocer la movilidad realizada por este. Aparece como dedicante su esposa, cuyo nombre se conserva parcialmente (tal vez [Fau]stina).

MOVILIDAD Y REDES DE INFLUENCIA DE LOS SEVIROS AUGUSTALES EN BAETICA

Corpus Nombre del seviro augustal Cursus como augustal Lugar de hallazgo Otros lugares mencionados Distancia
AE 1987, 554b C. Sempronius Romulus sevir [Augustalis] perpetuus Corduba Mellaria ca. 100 km
CIL II, 1630 – M. Fuficius Quietus – M. Fuficius Lybicus – Augustalis de Astigi – Augustalis de Astigi Cisimbrium Astigi ca. 70 km
CIL II, 1643 C. Annius Praesius Sevir Iliturgicola IpolcobulculaApueaclea ca. 20 km ca. 15 km
CIL II, 1944 L. Iunius Puteolanus VIvir Augustalis primus et perpetuus en Suel Suel Puteoli (Latium et Campania) ca. 1700 km
CIL II, 2026 C. Sempronius Nigellio VIvir Augustalis en Corduba, VIvir Augustalis perpetuus en Singilia Barba Singilia Barba Corduba ca. 120 km
CIL II, 3358 Q. Annius Gallus VIvir Aurgi Corduba ca. 120 km
CIL II, 3367 No conservado VIvir de Aurgi Aurgi – (incola)

Fig. 1. Tabla sobre las inscripciones de seviros augustales de Baetica que atestiguan movilidad. (Alberto Barrón Ruiz de la Cuesta)

Rutas de movilidad atestiguadas y algunas incógnitas

Los siete testimonios de movilidad geográfica de los seviros augustales béticos permiten establecer diversas claves sobre las rutas de sus desplazamientos. Estos estaban generalmente vinculados a la difusión de sus actividades comerciales, la expansión de su influencia política en distintas urbes y la representación de los intereses de sus patronos. Hemos mencionado la relación de diversos seviros augustales de nuestro corpus con gentes establecidas en la ciudad de origen de su movilidad (CIL II, 1630; CIL II, 1944; CIL II, 3358), su implicación en acciones mercantiles (CIL II, 1944) y un caso de sevirato múltiple, ejercido en dos ciudades (CIL II, 2026).

La distribución cronológica de las inscripciones analizadas es bastante uniforme, con testimonios de los tres siglos de existencia de la institución seviral repartidos de un modo bastante acorde a la evolución del hábito epigráfico[18]. Esta muestra una abundante y creciente producción de inscripciones en el siglo I d.C. que culmina en el prolífico siglo II, para después sufrir una fuerte y brusca caída hacia mediados del siglo III, pasando desde entonces la epigrafía a constituir un fenómeno mucho menos frecuente. Dos de las inscripciones están datadas a mediados del siglo I d.C. (CIL II, 1630; CIL II, 1944), una entre los siglos I y II (CIL II, 3358), dos en el siglo II (CIL II, 1643; CIL II, 2026), una entre los siglos II y III (AE 1987, 554b) y una en el siglo III (CIL II, 3367).

Las rutas de movilidad identificadas se localizan especialmente en el curso medio-alto del Guadalquivir, con un predominio de ciudades situadas en la vertiente sur de este río, área donde la concentración de ciudades romanas era especialmente notable. Encontramos desplazamientos entre Cisimbrium y Astigi (CIL II, 1630), el entorno de Ipolcobulcula (CIL II, 1643), Singilia Barba y Corduba (CIL II, 2026), Aurgi y Corduba (CIL II, 3358) y con destino en Aurgi (CIL II, 3367). En la vertiente norte, destaca la movilidad entre Mellaria y Corduba (AE 1987, 554b). La importancia del curso fluvial del Guadalquivir (Baetis latino) y de sus afluentes como eje comercial y de desplazamiento de personas ha sido repetidamente confirmado por diversos estudios[19]. Esta condición central del río Baetis parece cumplirse en el caso de la movilidad de los seviros augustales béticos.

Desde otra perspectiva, cabe destacar la innegable relevancia de los desplazamientos producidos en el interior de la provincia alrededor de Corduba, la capital bética. Dos seviros béticos atestiguan su traslado desde esta ciudad a otras localidades de menor entidad como Singilia Barba (CIL II, 2026) y Aurgi (CIL II, 3358). También hay un caso de movilidad desde la ciudad provincial de Mellaria hacia Corduba (AE 1987, 554b). Esto confirma el ya analizado papel de Corduba como polo de atracción de movilidad hacia y desde la capital provincial[20]. El mismo fenómeno parece cumplirse a nivel conventual, ya que se conserva un desplazamiento realizado por dos individuos de la localidad de Cisimbrium, en el conventus Astigitanus, con respecto a la ciudad de Astigi, donde ejercieron como Augustales (CIL II, 1630). El papel de los centros administrativos como punto de llegada de individuos relevantes procedentes de poblaciones de menor tamaño solía producirse por el deseo de promoción política y la búsqueda de nuevas oportunidades económicas. En cuanto a la movilidad producida desde grandes ciudades a localidades de menor importancia, apunta al papel de los seviros como representantes de sus patronos en dichos lugares.

Resulta notable el hecho de que todas las movilidades observadas en el inter­ior de la provincia Baetica tengan lugar entre ciudades del interior, generalmente cercanas al curso del río Baetis, pero nunca impliquen a una ciudad costera. El úni­co caso que se aleja de este patrón es el testimonio de movilidad extraprovincial de L. Iunius Puteolanus (CIL II, 1944), que muestra la conexión comercial entre el puerto bético de Suel y la ciudad de Puteoli, en la costa itálica de Campania. Pese a lo reducido de las evidencias disponibles, la epigrafía relativa a la movilidad de los seviros augustales corrobora la existencia de un fluido tráfico de personas y mercancías a lo largo del valle del Baetis en el interior de la provincia, así como una ruta de comercio entre la costa bética e Italia.

No obstante, la escasez de inscripciones disponibles deja varias incógnitas sobre otras posibles rutas económicas y contactos sociales y políticos entre ciudades y territorios, que trataremos de compensar por medio de la información disponible a través de otro tipo de testimonios epigráficos susceptibles de indicar movilidad. En primer lugar, destaca la ausencia de evidencias que vinculen a los seviros augustales béticos con las otras dos provincias hispanas, Lusitania e Hispania Citerior. A pesar de este vacío epigráfico, es previsible que existieran contactos personales y comerciales entre los seviros augustales de Corduba y Augusta Emerita, debido a su relativa cercanía y a su importancia como capitales provinciales, o entre ciudades de la costa bética y la lusitana Olisipo o el urbanizado litoral mediterráneo de Hispania Citerior. En dicha zona había una notable presencia de seviros augustales concentrada en ciudades como Tarraco, Barcino, Dertosa, Valentia o Carthago Nova. No obstante, la ausencia de menciones directas nos impide abordar casos concretos.

Ante la omisión de las ocupaciones profesionales concretas de los seviros augustales en la epigrafía bética, un elemento que permite explicar las razones económicas de su movilidad podría ser el importante papel del comercio de aceite en Baetica. Dada la condición de libertos de la amplia mayoría de los seviros augustales y la contrastada base mercantil de su riqueza, muchos de ellos debieron formar parte del principal sector del comercio bético. En este sentido, es interesante analizar las menciones epigráficas a los diffusores olearii y su distribución territorial[21]. Constituían una corporación de comerciantes de aceite, con base en territorio bético pero presentes en otros territorios debido a sus actividades mercantiles. Su rango social era claramente superior al de los seviros augustales, pues se trataba de personas nacidas libres. Su presencia se concentra en Baetica pero cuenta con ramificaciones en Lusitania, en Italia central y en el curso del río Ródano, en el sur de la Galia. Se conservan ocho inscripciones que aludan a este cargo, de las que tres se encuentran en territorio bético, tres en Roma y las dos restantes en las ciudades galas de Arelate y Lugdunum, ambas en el curso del río Ródano[22]. Destaca el hecho de que uno de los diffusores olearii, conocido por una inscripción de Roma[23], era también patrono de los seviros augustales de Lugdunum y estaba vinculado al comercio de vino y al transporte naviero en esta ciudad, por lo que parece haber participado en un circuito comercial que unía la producción de aceite en Baetica con Italia central y el sur de la Galia. Su relación con los seviros augustales lugdunenses abre la posibilidad de que también los seviros béticos participaran de las actividades derivadas del comercio de aceite dirigido por los diffusores olearii, así como de sus rutas de intercambios a lo largo del mar Mediterráneo occidental.

Otra probable ruta de movilidad de los seviros augustales de la que no se conservan testimonios directos es la que unía la costa de Baetica con el litoral de la vecina provincia norteafricana de Mauretania Tingitana. Una de las inscripciones de nuestro corpus (CIL II, 1630) incluía a los colibertos y esposos M. Fuficius Lybicus y Fuficia Maurilla, cuyos cognomina sugieren una procedencia africana. Asimismo, la epigrafía relativa al sevirato augustal en Mauretania Tingitana presenta una clara dependencia con respecto a la epigrafía bética. Esto se observa principalmente en el uso de la fórmula ob honorem seviratus, presente en diez de las once inscripciones sobre el sevirato augustal conservadas en Mauretania Tingitana[24]. Dicha fórmula aparece esencialmente en las provincias hispanas, con Baetica como su territorio principal[25]. La coincidencia observada con el hábito epigráfico de Mauretania Tingitana, unida a la ausencia de menciones al sevirato augustal en los territorios contiguos a esta provincia[26], apuntan a una difusión del sevirato augustal en Mauretania Tingitana a partir de Baetica. Este fenómeno de imitación institucional y formularia tuvo que estar acompañado de conexiones comerciales y desplazamientos de los seviros augustales béticos en la vecina provincia norteafricana. La casuística del sevirato augustal en Mauretania Tingitana y los vínculos comerciales de este territorio con Baetica han sido analizados en varios artículos[27].

En conclusión, las evidencias de movilidad geográfica de los seviros augustales de Baetica, a pesar de ser relativamente escasas, permiten establecer distintas pautas sobre sus desplazamientos, que se mantuvieron a lo largo de los tres siglos de existencia de este cargo urbano. Se confirma la interconexión existente entre las ciudades béticas en el interior del territorio, siguiendo el eje del río Guadalquivir, con varios casos de movilidad a corta distancia de seviros augustales dentro de la provincia. Estos testimonios destacan la importancia de Corduba en su calidad de capital provincial, ejerciendo como punto de llegada y de destino de distintas rutas de los seviros augustales de Baetica. Dada su habitual condición de libertos, ejercían como representantes de los intereses comerciales y políticos de sus patronos en Corduba y en las sedes conventuales, pero también en otras localidades menores. El único caso de movilidad externa es también el único ubicado en la costa, y conecta el litoral bético con Italia central, ruta que sin duda resultaba económicamente muy activa. Pese a la ausencia de otras evidencias directas, podemos suponer la existencia de contactos con otros territorios, como se observa a partir de los indicios aportados por la presencia epigráfica de los comerciantes de aceite bético en Roma, Lusitania y el sur de la Galia, o por las similitudes epigráficas entre Baetica y la provincia colindante de Mauretania Tingitana.

Aunque los testimonios de movilidad analizados no sean numerosos, ha de tenerse en cuenta que Baetica era un territorio con una gran concentración de seviros augustales. Se trata de la cuarta provincia del Imperio en cuanto al nú­mero de inscripciones conservadas sobre el sevirato augustal. Asimismo, cuenta con una importante proporción de epígrafes con referencias más o menos directas a desplazamientos geográficos. Sin duda ejerció un rol destacado como centro de crecimiento de esta institución y de movilidad de sus miembros hacia diversas zonas del mundo romano.


* Dr Alberto Barrón Ruiz de la Cuesta – Bachelor’s Degree in History (Bachelor Award) in the University of Cantabria (2011), Master’s Degree in Ancient and Middle Age History in the University of Cantabria (2012), Master’s Degree in Secondar Education in the University Isabel I de Castilla (2018), PhD in Sciences of Antiquity in the University of Cantabria (2018), Master’s Degree in Spanish Language for Foreigners in the University of Lleida (2021). He obtained a predoctoral scholarship of the Spanish National program FPU and a postdoctoral research contract in the University of Cantabria. He has done stays of research in the Institut Ausonius (Bourdeaux, France), in the Institute of Classical Studies (London, United Kingdom), in the Fondation Hardt pour l’étude de l’antiquité classique (Geneva, Switzerland) and in the Center for Epigraphical and Palaeographical Studies (Columbus, Ohio, USA). Currently teaching History and Geography in Secondary Education and working as an external researcher of the University of Cantabria. His research focuses on Roman social history and Latin epigraphy.

Investigador externo vinculado al grupo de investigación Arqueología e Historia del Imperio Romano (AHIR) del Departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Cantabria.

e-mail: almisan.brq@gmail.com



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Przypisy

  1. Este artículo se ha realizado en el marco del proyecto de investigación HAR2017-84711-P del Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España. Asimismo, resultó de gran utilidad para su elaboración la estancia de investigación realizada en la Fondation Hardt pour l’étude de l’antiquité classique, ubicada en la ciudad de Ginebra (Suiza).
  2. Sin el propósito de recopilar una bibliografía completa, sugerimos las siguientes obras para el estudio general del sevirato augustal, debido a su importancia en el desarrollo de las investigaciones sobre este particular: Egger 1844; Mourlot 1895; von Premerstein 1895: 824–877; Taylor 1914: 231–253; Id. 1924: 158–171; Nock 1934: 627–638; Oliver 1958: 472–496; Duthoy 1978: 1254–1309; Abramenko 1993; Mouritsen 2006: 237–248; Vandevoorde 2015: 2–24; Laird 2015; van Haeperen 2016: 127–155.
  3. Contamos con cerca de unas tres mil inscripciones epigráficas referidas a los seviros augus­tales en sus distintas variantes terminológicas (sevir Augustalis, Augustalis, sevir; y las minoritarias magister Augustalis, seviralis, sevir Claudialis, sevir Flavialis, etc.). En cambio, los testimonios existentes en las fuentes literarias clásicas son escasos. Solamente se conserva una mención extensa a varios seviros augustales en el pasaje de la Cena Trinalchionis del Satyricon de Petronio (Petr., Satyr., 27–78), novela cuyo carácter exagerado y paródico dificulta una justa ponderación de los rasgos mencionados sobre esta institución. Asimismo, existen dos breves alusiones al sevirato augus­tal por parte de dos escoliastas de Horacio: Porfirio y Pseudo-Acrón (Porph., ad Hor. sat., 2.3.281; Ps.-Acro, ad Hor. sat., 2.3.281).
  4. El primer testimonio datado es del año 12 a.C. y menciona a los magistri Augustales de la ciudad itálica de Nepet, en Etruria (CIL XI, 3200).
  5. El componente numérico del primer término del sevirato augustal da lugar a distintas grafías de la palabra “seviro” existentes en la epigrafía (por orden de importancia: IIIIIIvir, VIvir, sevir, sexvir).
  6. Para la distribución de testimonios del sevirato augustal en las ciudades de Baetica y un análi­sis más detallado sobre ellas, remitimos a obras como Serrano Delgado 1988; Melchor Gil 1994; Barrón Ruiz de la Cuesta 2020.
  7. Los Sempronii aparecen en seis inscripciones de Corduba (AE 1978, 421; AE 1987, 554b; CIL II, 2241, 2305 y 5536; CIL II2/7, 533 = 534) y en dos de Mellaria (CIL II, 2344 y 2345).
  8. El nomen Fuficius consta en unos dos centenares de inscripciones en todo el Imperio, de las que tres cuartas partes se hallan en la Península Itálica. Baetica presenta solamente cuatro testimonios (AE 1983, 540; CIL II, 1148, 1629 y 1630). Las tres últimas corresponden al área de Cisimbrium y muestran a seis Fuficii, todos ellos libertos. Tan solo se conservan otros dos casos en el resto de Hispania, uno en Lusitania (HEp 15, 31) y otro en Hispania Citerior (CIL II2/14–2, 1079).
  9. Esta opción es factible, ya que treinta y cuatro inscripciones de Numidia mencionan a individuos de la gens Fuficia (AE 1919, 47; AE 1998, 1588; BCTH, 1905, 239; CIL VIII, 2568 = 2569 = 18055 = 18056, 3656, 4440 = 18587, 5582, 5583, 5584, 19011; ILAlg II-2, 5230, 5231, 5232, 5233, 5234, 5235, 5236, 5237, 5239, 5240, 5241, 5242, 5244, 5590, 5714, 5808, 5812, 5858, 5937, 6957, 6958 y 8059; ILAlg II-3, 8371), así como tres epígrafes de Africa Proconsularis (AE 1978, 857; CIL VIII, 24762; ILAfr, 412, 39). Sin embargo, no hay caso alguno en las más próximas Mauretania Tingitana y Mauretania Caesariensis.
  10. El epulum era un banquete abierto a un público amplio, normalmente todos los ciudadanos de la localidad, en contraste con la cena, evento similar que estaba restringido a un grupo selecto como el ordo decurionum (Mrozek 1972: 33; Rodríguez Neila 2006: 125).
  11. AE 1974, 254; CIL X, 1549, 1964, 2065, 2084, 2309, 2587, 2618, 2619, 2620, 2621, 2624, 2627, 2628, 2629, 2861, 8053,103 y 8056, 184; ILS, 7844; PCM, 2020, 28.
  12. EE IX, 247; HEp 1990, 465; y la inscripción aquí analizada, CIL II, 2026.
  13. AE 1978, 421; AE 1987, 554b; CIL II, 2241, 2305 y 5536; CIL II2/7, 533 = 534.
  14. CIL II, 3368 (Q. Annius Felix Aurgitanus) y CILA III-1, 41 (Q. Annius Q. l. Annianus Patriciensis).
  15. AE 1962, 50; AE 1986, 378; CIL II, 2215 y 5522. Los Annii de los tres primeros epígrafes son un gladiador y dos libertas. La cuarta inscripción muestra a C. Annius C. f. Lepidus Marcellus, un destacado miembro de la élite local que ejerció el cargo de triumvir capitalis y fue homenajeado por el ordo decurionum cordubense con una estatua ecuestre.
  16. Al ser de condición ingenua (nacido libre), Q. Annius Fabianus reunía los medios económi­cos y el estatus social requeridos para acceder al ordo decurionum local.
  17. Delamarre 2007: 102; Kajanto 1965: 12, 45, 48 (nota 2), 51 y 195.
  18. Sobre el “hábito epigráfico”, vid. Mrozek 1973: 113–118; Id. 1988: 61–64; MacMullen 1982: 233–246; Meyer 1990: 74–96.
  19. Chic García 1990; Melchor Gil 2002: 319–347; Id. 2008–2009: 163–191; Vaquerizo Gil 2008: 185–195.
  20. Melchor Gil 2006: 251–279; Id. 2011: 267–300.
  21. El comercio del aceite en Baetica y el papel que los diffusores olearii desempeñaron en él han sido analizados en numerosas obras (Blázquez Martínez 2007: 179–184; Chic García 1981: 223–250; Id. 1986: 243–264; Id. 1992: 1–22; Id. 2006: 273–293; Garrote Sayó 2003: 227–235; Remesal Rodríguez 2000: 781–797; Id. 2008: 350–373; Rico 2003: 413–433).
  22. Dos de las inscripciones béticas mencionan al mismo diffusor olearius, M. Iulius Hermesianus, que de este modo atestigua su influencia en las ciudades de Hispalis (AE 2001, 1186) y Astigi (CIL II, 1481). La tercera se encuentra en Oducia (AE 1984, 526), situada entre las dos localidades anteriores, y en ella el diffusor olearius señala su condición de Olisiponensis, mostrando así la conexión del comercio de aceite con este puerto atlántico de Lusitania. Las tres inscripciones de Roma muestran a diffusores olearii que indican la fórmula ex provincia Baetica o ex Baetica, dejando clara la procedencia del objeto de su actividad comercial. Todos ellos tenían otros cargos y dignidades que dan muestra de su poder: lictor curiatius (CIL VI, 1885), viator y apparitor Augustorum (AE 1980, 98) y un eques Romanus que era curator de los diffusores olearii y patrono de diversas corporaciones (CIL VI, 29722). En contraste con esta abundante información, los dos epígrafes galos ubicados en Arelate (CIL XII, 714a) y Lugdunum (CAG 69–2, p. 802) son bastante fragmentarios, por lo que apenas aportan datos adicionales.
  23. El mencionado eques Romanus y curator de los diffusores olearii, llamado C. Sentius Regulianus (CIL VI, 29722).
  24. Estas inscripciones se encuentran en las ciudades de Iulia Valentia Banasa (AE 1934, 41 y 42; ILAfr, 607), Sala (IAM II-1, 310), Tingis (CIL VIII, 10985) y Volubilis (AE 1942–1943, 18; AE 1959, 46; CIL VIII, 21822; IAM II-2, 367 y 392). La oncena inscripción se halla en Lixus (AE 1964, 47) y, aunque no indica la fórmula ob honorem seviratus, presenta la similar expresión ob honorem, tras indicar el rango de Augustalis del dedicante.
  25. La fórmula ob honorem seviratus consta en sesenta inscripciones de todo el imperio, de las que treinta y nueve se encuentran en las provincias hispanas, diez en Mauretania Tingitana, nueve en las diversas regiones itálicas, una en Sicilia y una en Britannia (Barrón Ruiz de la Cuesta 2020: 76–77).
  26. La vecina provincia de Mauretania Caesariensis no conserva ningún testimonio de esta institución, mientras que las más alejadas Numidia y Africa Proconsularis siguen un hábito epigráfico distinto, con menciones colectivas al grupo de los Augustales, muy alejadas de las dedicatorias individuales ob honorem seviratus que constituyen la práctica totalidad de los epígrafes de Mauretania Tingitana y coinciden con la tradición epigráfica bética.
  27. Arnaldi 2006: 1695–1705; Gozalbes Cravioto 2006: 1337–1349; Morales Rodríguez 2012: 2061–2071.

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